LA FATALIDAD DEL CARMEL Túnel con pies de barro Nadal reconoce que el método constructivo no ofrecía seguridad en zona urbana Los vecinos y sus técnicos revisarán los pisos a partir de la próxima semana El conseller dice que las incidencias registradas no influyeron en el hundimiento, pero muestran la mala gestión de la obra pública
| |  | Los responsables de Política Territorial creen que ya se empiezan a dar las condiciones para el regreso de los desalojados
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FRANCESC PEIRÓN - 18/02/2005 BARCELONA
El conseller Joaquim Nadal salió ayer al paso de todas las críticas formuladas por cómo se construía el túnel del Carmel.
Según su evaluación, ninguna de las incidencias registradas desde noviembre del 2002 hasta el accidente del pasado 27 de enero "tiene suficiente relevancia" para justificar el hundimiento, aunque sí dejan entrever una mala gestión de la obra pública, que deberá ser corregida. De momento, aclaró, la investigación del Carmel está en pleno desarrollo y todavía no se ha determinado la causa que provocó el accidente evitable. Pero reconoció que en el historial de la prolongación de la línea 5 del metro, de Horta aVall d´Hebron, se ha constatado "un vacío administrativo desde el origen" y "errores conceptuales en el proyecto", porque ya en 1999 se fijó un método constructivo "no suficientemente seguro para una obra en zona urbana".
Cuando en el barrio empiezan a darse las condiciones para el regreso escalonado de los 1.057 desalojados, una vez se ha constatado la buena respuesta del terreno tras el sellado del subterráneo secundario, la tormenta política va creciendo a la vista de las supuestas deficiencias detectadas a 35 metros bajo tierra. El conseller volvió a replicar que él no va a entrar en lo que califica como "una guerra fratricida" entablada entre las ingenierías Tec-4 y Geocontrol, que ejercen la dirección en nombre de GISA -la empresa de la Generalitat responsable de las obra públicas- y la unión temporal de las constructoras, integrada por FCC, Copisa y Comsa. Unas y otras se han cruzado reproches en cuanto a la necesidad de que se pusieran más refuerzos para asegurar el túnel, sin que, remarcan las fuentes consultadas, GISA se diera por aludida.
Nadal insitió en que ni el Govern ni GISA han recibido información alguna sobre cuestiones que hicieran saltar las alarmas, aunque luego matizó que la sociedad pública sí que era informada periódicamente de lo que ocurría allá abajo. Las fuentes consultadas reiteraron que las constructoras remitían las actas de sus reuniones a GISA, en las que se incluían sus supuestas quejas, y que la dirección de la obra, más o menos cada quince días, hacía lo propio con los informes sobre las incidencias registradas en los trabajos.
El conseller replicó que ni los posibles movimientos del túnel, ni la falta de hormigón o de refuerzos tuvieron una incidencia directa en la caída de esta infraestructura para la que ahora se deberá buscar otra ubicación, puesto que es imprescindible para el funcionamiento de la línea 5. Lo dijo tras reiterar una vez más que todavía falta mucho para concluir el cierre del expediente informativo. En esta línea, ayer empezó a reunirse con los implicados. Lo hizo con la parte gerencial de la unión temporal de empresas constructoras, que se comprometió a entregarle la próxima semana un dictamen sobre las circunstancias que propiciaron el gran cráter bajo el pasaje Calafell.
Según Nadal, el siniestro tiene una fecha concreta, y es ahí donde ha de incidir la investigación. "La clave -subrayó el máximo responsable de Política Territorial- está en los días anteriores al hundimiento". Será a partir de ese momento en que se podrán establecer las responsabilidades, "cuando tengamos evidencias para atribuir negligencias y a quién". E insistió en que él aún no ha podido determinar las posibles culpas,y "no voy a hacer un juicio paralelo al conjunto de acciones legales que se desarrollan y se desarrollarán". En esta línea, el conseller negó que se hubiera producido un ahorro de dinero en detrimento de instalar más refuerzos. "Si lo creyera así, habría contumacia criminal". La fiscalía insistió ayer en la necesidad de que el juzgado investigue el derrumbe por un presunto delito de daños por imprudencia.
Nadal volvió a repetir que no tiene pensado presentar la dimisión, ni señalará a nadie, por mucho que se lo pidan los partidos de la oposición, hasta que hayan concluido los trabajos de aseguramiento en el barrio, abajo y arriba. "Lo que intentamos es que, una vez detectado el error, pongamos más medios para corregirlo". Por esta razón, recordó que en su comparecencia parlamentaria de hace unos días señaló que este suceso era evitable con la colocación de más medidas de seguridad, fuesen o no necesarias. "Si hago lo que pide CiU -indicó-, ahora la obra estaría empantanada y esto sí que sería un motivo de dimisión. No concluir los trabajos de consolidación e impedir el regreso de los afectados durante meses sí que sería condenable".
Más allá del cruce de reproches, el frente positivo se sitúa en la recuperación de la normalidad en el barrio lo antes posible. "Empiezan a darse las condiciones para el retorno", aseguró el conseller en una entrevista en COM Ràdio. En esta ocasión se quieren evitar los problemas surgidos hace un par de semanas, cuando se permitió un primer regreso, certificado por documentos geológicos firmados por ingenieros de las empresas implicadas en la obra. Al día siguiente se produjo el segundo cráter, de dimensiones inferiores, circunstancia que no impidió una multiplicación del miedo y de la desconfianza en las promesas de los políticos. Ahora se insiste en que han aprendido la lección.
"Vamos a ofrecer garantías diferentes", comentó. Así, el titular de Política Territorial anunció que antes de tomar una decisión, los vecinos podrán visitar sus viviendas, con un experto elegido por ellos mismos, que irán junto a los designados por las dos administraciones, la autonómica y la local. Toda apunta a que el proceso de retorno se pondrá en marcha el próximo lunes. Entonces es cuando está previsto que esas inspecciones compartidas se inicien, al menos en la zona más alejada del núcleo central donde se produjo la crisis.
La orden del retorno, según indicaron fuentes oficiales, está en función de la conclusión de los trabajos de asentamiento del terreno. En principio, el hormigón con el que se ha cerrado la denominada cola de maniobras se ha adaptado bien al terreno. Todo indica que han quedado muy pocas bolsas de aire entre las diferentes capas de cimentación.
Otra cuestión es la estabilización de la zona del cráter, donde se sigue registrando movimiento. Es el único punto que aún queda activo y para su neutralización ya se ha empezado a inyectar un hormigón más líquido. Concluida esta operación, y apuntalados los edificios del entorno inmediato a los tres bloques que se han de derribar, entonces será el momento en que se empiece a recuperar la normalidad. El Carmel sigue en estado de ocupación policial, de bomberos y de ingenieros, muchos contratados por las aseguradoras de las empresas implicadas.
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