Estamos acostumbrados a pensar que los países mediterráneos, menos desarrollados económicamente que el resto de europeos, somos el paraíso de la picaresca. Los maestros en el arte de burlar leyes y normativas para “buscarnos la vida”
Periódicamente ROADPOL lleva a cabo campañas de control especial del tráfico en toda Europa, y el análisis de los resultados es claro. Hemos sido destronados del podio de los más incumplidores de leyes por los países que más fama tienen de ser estrictos en estos temas.
No sólo hemos sido derrotados, es que los vencedores del humillante título de transportistas más piratas han batido nuevos récords.
Bélgica, país sede del gobierno de la Unión Europea, se ha hecho con el cetro al país más pirata del transporte. Con la insuperable marca del 43%, casi uno de cada dos transportistas inspeccionados ha recibido una sanción por superar los tiempos de conducción.
Austria ha quedado en segundo lugar a mucha diferencia: sólo el 31% de sus transportistas, casi uno de cada tres, ha visto recompensado su esfuerzo de distorsionar la competencia leal con una bonita sanción.
Completa el podio otro país revelación, al que las apuestas no le daban plaza de finalista en la competición de piratería: Alemania. Descolgada de los lugares de cabeza con tan solo un 18%, apenas una multa por cada cinco camiones participantes.
El cansancio, principal causa de accidentes, permite que podamos decir con propiedad que este podio refleja sin duda el sudor, las lágrimas… y la sangre de miles de transportistas.