Si hay algo que nos encanta en este país es la emoción de la incertidumbre legislativa. ¡Nunca sabes por dónde va a salir la siguiente reforma! Y si eres autónomo o pequeño empresario, mejor que te agarres fuerte, porque el viaje es de los que marean.
Arrancamos el año con la noticia de que los transportistas que facturan menos de 125.000 euros seguirían acogidos al sistema de «módulos» en el IVA. Pero, claro, eso sería demasiado sencillo, así que poco después el límite bajó a 75.000 euros, dejando fuera a muchos pequeños profesionales. ¡Pero espera, que ahora dicen que vuelve a los 125.000 si se aprueba otro decreto! Mientras tanto, la Unión Europea nos ha dado un toque por no haber adaptado nuestra legislación a sus normas de tributación simplificada. Nos han dado dos meses para explicar cuándo y cómo lo haremos.
¿Y las facturas electrónicas? Pues el año pasado ya deberían haber sido obligatorias para todas las empresas, pero seguimos esperando a que se apruebe el reglamento que nos diga cuándo y cómo aplicarlas. Mientras tanto, toca prepararse para pagar nuevos programas informáticos y aprender a usarlos.
Y no olvidemos la ley antifraude de 2021, que exige que los registros contables no puedan modificarse ni corregirse, con sanciones importantes para quien mantenga software que no cumpla esta norma. Debería entrar en vigor en julio, pero hay peticiones para retrasarla hasta 2026.
Ah, y el CMR electrónico, el documento digital para el transporte de mercancías. Debería estar funcionando ya, pero el reglamento no se definirá hasta finales de este año y su obligatoriedad se pospone hasta 2027 (si todo sigue el curso previsto).
En resumen, las PYMES y autónomos vuelven a ser los que más sufren con estos cambios. No sólo deben estar pendientes de la burocracia, sino que además tienen que invertir en informática y formación para cumplir con unas normativas que cambian de rumbo más rápido que una montaña rusa. ¡Bienvenidos al emocionante mundo de la legislación española!
